En la Plaza Roja de Moscú, una reparación histórica.

Para los rusos y gran parte de la humanidad en el mundo, los cambios producidos en la gran nación que fue capaz de estremecer el capitalismo mundial, produjeron un efecto desbastador. Se anuncio el fin de la historia, se derramaron toneladas de tinta y papel para degradar el ejemplo de los bolcheviques, se convirtió la fecha en casi un motivo de luto, en vez de esperanza. Pero – la verdad puede enfermar, pero nunca muere del todo – y los hechos que fueron encabezados por el líder ruso Vladimir Ilich Lenin no podían desaparecer de la historia rusa y mundial.

Habíamos visto con dolor y asombro como el revisionismo se entronizo en la sociedad rusa y de golpe y porrazo desaparecieron monumentos, libros y fechas históricas que no solo pertenecían al pueblo ruso, sino y a toda la humanidad.

Es un hecho inédito que un país reniegue de su historia por obra y gracia de la genuflexión de sus dirigentes. No es posible dar otra explicación a la desenfrenada carrera con que los ex dirigentes comunistas rusos, se deshicieron en esfuerzos por borrar su pasado “bolchevique” y desaparecer todo lo que se relacionara con el pasado soviético.

Napoleón, cubrió de luto y pánico a muchas naciones europeas, pero nadie osaría en Francia a renegar de su “grandeza”, ni a quitarle el nombre a su famoso Coñac.

Franco, fue un dictador odiado por la mayoría de los españoles, pero su historia sigue escuchándose en los colegios españoles y sus partidarios no dejan de reconocerlo, inclusive, con monumentos en la península ibérica que nadie osa destruir.

Hitler, fue culpable de una de las guerras más sangrientas que ha tenido la humanidad y todavía se edita su conocido testamento Mein Kampf.

En EE.UU, Truman lanzo irresponsablemente dos bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki y todavía su cuadro cuelga en la galería de los presidentes de Estados Unidos.

Inclusive en Rusia los nombres y monumentos erigidos a Iván – apodado “el terrible” -, Pedro y otros zares que tuvieron períodos de gobierno crueles para el pueblo ruso, no fueron desparecidos durante la era soviética.

La historia de un pueblo no se puede ocultar por el solo hecho de que no se comparta su ideología. Para muchos en el mundo, la actitud de ciertos dirigentes rusos, que no nombramos porque no merecen estar en la historia de ese país, demostró su falta de visión y total subordinación a los nuevos amos del mundo, que exigían para “expiar” las culpas, denigrar, enlodar y desaparecer todo lo que tuviera que ver con el pasado comunista.

Así las cosas, se intento inclusive la exhumación de los restos de Lenin de su famosa cripta, para ser sepultado en una tumba común. Incluso si no se quería dejar rastro del pasado soviético y dedicarse a las nuevas tendencias del mercado, la sensatez indicaba que el lugar podría seguir siendo una lucrativa atracción turística.

Pero los dirigentes post soviéticos estaban sedientos de venganza, no contra malhechores que hubieran robado o violado algo, sino contra los que engrandecieron al pueblo y a sus instituciones. La heroica defensa de Leningrado, cuyo nombre esta inscrito con letras doradas en la historia universal, se hizo bajo las banderas de Lenin con la hoz y el martillo. Igualmente Stalingrado, sirvió para que los soviéticos demostraran a la Alemania fascista lo que podía hacer un pueblo que contaba con hombres y mujeres defendiendo las ideas del socialismo.

Rusia nunca pudo estar más orgullosa de sus hombres y mujeres que durante la defensa de su soberanía e integridad ante la agresión de la ENTENTE primero y la de la Alemania Hitleriana después. El ejemplo y servicio que aportaron al mundo los rusos y otras nacionalidades durante estos acontecimientos terribles, sirvieron para que el mundo avanzara en el camino de la prosperidad y el bien de los desposeídos en el planeta.

Inclusive los países capitalistas desarrollados, que durante el enfrentamiento contra los blancos en territorio ruso y después en la SGM, apostaban a la destrucción del estado multinacional, se vieron favorecidos por la valentía y los enormes sacrificios hechos por el pueblo soviético. De triunfar la Alemania Fascista, la “democracia” occidental hubiera perecido ante los embates del fascismo.

Es por ello que aplaudimos el hecho de que el pueblo ruso conmemore con todos los honores que merece el 95 aniversario del triunfo de la Gran Revolución de Octubre. Este es un hecho trascendental en la historia del pueblo ruso y así deberá seguir siendo para la posteridad.

Muchos en el mundo y en Rusia agradecerán al Presidente Ruso Vladimir Putin, quien poco a poco este sacando a su pueblo del oscurantismo en que lo sumieron los depredadores de la historia, de haber restablecido lo que pertenece a su pueblo y que estamos seguro que nunca olvidaron.

Quienes conocen a este noble pueblo, tienen puesta la esperanza en que se restablecerá la hidalguía y la verdadera pertenencia de hechos como este, que engrandecieron la historia de ese país.

Gracias, Rusia, por devolvernos lo que nunca se debió perder.

Publicado el 09/11/2012 en Opiniones. Añade a favoritos el enlace permanente. 1 comentario.

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