Embarazo en la adolescencia, fiebre en el termómetro global (#Cuba #AméricaLatina #Mexico#)
Publicado por editormiradas
Por María del carmen Ramón
El desarrollo sostenible se apoya en las personas y debe estar en correspondencia con mujeres empoderadas, con adolescentes y jóvenes que participan en las sociedades»
Gilmore, Directora Ejecutiva Adjunta del UNFPA
Si a usted le pidieran que enumerara algunos de los momentos más hermosos en la vida de una mujer, de seguro no dejaría de mencionar la graduación de algún nivel de enseñanza, el matrimonio o la llegada de un embarazo…La selección no resulta fortuita, pues el éxito, o la felicidad, muchas veces es equiparable al logro de metas como estas.
Sin embargo, ¿pensaría usted lo mismo si viera caminar por las calles a una adolescente de 15 años embarazada? Pensemos por un momento lo que nos pasaría por la cabeza ¿Cuánto no habrá dejado de estudiar esa niña, de leer, de pasear, de enamorarse, de vivir?
Recuerdo que hace pocos años los cubanos disfrutamos de una teleserie dirigida por Rudy Mora, que tuvo el magnífico reto de radiografiar la Cuba real. Una de las historias más interesantes era la de una joven de 14 años que quedaba embarazada y decidía ocultar el secreto a sus padres durante los nueve meses. La historia de aquella niña que huía del rechazo familiar y social despertó disímiles preguntas en la población: ¿en qué momento ser mamá puede convertirse en un problema? ¿Qué consecuencias trae para una adolescente y para la sociedad un embarazo temprano? ¿Hasta qué punto su prevención es un asunto del individuo o de la sociedad toda?
La situación global actual con relación al embarazo en la adolescencia ha quedado recogida en un reciente informe dado a conocer por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), titulado Estado de la población mundial 2013, “Maternidad en la niñez, el desafío de un embarazo adolescente”.
Según el material, cada día, veinte mil niñas menores de 18 años dan a luz en países en desarrollo, mientras que dos millones, de los 7,3 partos adolescentes que ocurren cada año, provienen de menores de 15 años. Además, agrega que si esas tendencias continúan, se avecinará un 2030 con 3 millones de embarazadas que aún no han llegado a ser quinceañeras.
El embarazo en la adolescencia constituye a todas luces un problema, no solo porque alrededor de 70 mil adolescentes mueren cada año por esta causa; sino también porque incide en que estas no puedan disfrutar de los derechos que están contenidos en la Convención Internacional de los Derechos del Niño. Una niña que es madre es un ser humano que frena su momento de aprendizaje escolar, la posibilidad de desarrollarse desde el punto de vista cultural, de enamorarse, de definir un proyecto de vida y consolidarlo en familia. Ello, en la mayoría de los casos, atenta contra la igualdad de género, al someter a las mujeres al cuidado de los niños desde edades tempranas y priva a la sociedad del aporte a la economía de un mayor número de actores sociales.
No fue casual que la preocupación por este asunto motivara a que este año se dedicara el Día Mundial de la Población al embarazo en la adolescente.
La necesidad de crear conciencia global en torno a la idea de que los embarazos a destiempo ponen en peligro los derechos, la salud, la educación y el potencial de niñas adolescentes fue una alerta en aquel entonces del director ejecutivo del Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA), Dr. Babatunde Osotimehin.
“Los embarazos en adolescentes no son solo una cuestión de salud, sino una cuestión de desarrollo. Están arraigados en la pobreza, desigualdad basada en el género, violencia, matrimonios forzados de niñas, desequilibrio de poderes entre niñas adolescentes y sus parejas masculinas, falta de educación, y el fracaso de los sistemas e instituciones para proteger sus derechos.”
De ahí que, de acuerdo con Osotimethin, poner fin al ciclo de embarazos en adolescentes requiere un compromiso por parte de las naciones, comunidades y personas, tanto en países en desarrollo como en países desarrollados.
¿QUÉ PASA EN CUBA?
Hace algunos años, me impresionó escuchar a mi suegra la historia de Nara. Nara fue su alumna durante tres años en Eritrea, país africano en el que Cuba fundó desde el año 2003 una Facultad de Medicina. Lo interesante es que ella, con solo 20 años de edad, junto a otras estudiantes eritreanas había renunciado para toda la vida a la posibilidad de una familia.
En un país donde las niñas son comprometidas desde muy pequeñas con hombres que le duplican la edad, puede ser un problema mayúsculo optar por estudiar, sobre todo porque con 25 años una eritreana puede resultar demasiado mayor para encontrar pareja.
De hecho, un estudio de UNFPA del 2012 plantea que una de cada tres niñas en países en desarrollo se casa antes de los 18 años y que en África Subsahariana se estima que los partos de niñas menores de 15 años se duplicarán en los próximos 17 años.
Siento orgullo de que la situación en Cuba sea bastante diferente.
En mi país, el 100 por ciento de las niñas cuenta con educación y salud gratuita, eso prepara a las adolescentes para una cultura más responsable de la sexualidad y les traza horizontes profesionales.
No obstante, aunque Cuba posee una de las tasas de embarazo adolescentes más bajas de América Latina, según la Oficina en Cuba de UNFPA la fecundidad sigue siendo temprana. Aproximadamente el 58 por ciento de los nacimientos ocurren en mujeres entre los 20 y 29 años de edad, explica el anuario estadístico de 2012. La fecundidad adolescente representa el 16 por ciento de la total, con una edad media de 15 a 17 años a fines de 2011.
De acuerdo con el informe de UNFPA, aunque muchos países han adoptado medidas para prevenir el embarazo en adolescentes, en general estas obvian las circunstancias y presiones sociales que conspiran contra las adolescentes y hacen que la maternidad sea un desenlace probable.
“Lo que se necesita es una nueva forma de pensar en el desafío del embarazo en adolescentes. En vez de concebir a la niña como el problema y cambiar su comportamiento como solución, los gobiernos, las comunidades, las familias y las escuelas deben entender que los verdaderos desafíos son la pobreza, la desigualdad de género, la discriminación, la falta de acceso a los servicios y las opiniones negativas sobre las niñas y las mujeres, y que la búsqueda de justicia social, el desarrollo equitativo y la ampliación de los medios de acción de las niñas”, señala el documento.
En ese sentido, desde el pasado 11 de julio, Día mundial de la población, Jesús Robles, coordinador Internacional del programa de UNFPA en Cuba, destacó en el caso de nuestro país la voluntad política en función de brindar amparo y protección a cada persona, las políticas públicas y programas sociales que benefician a la mujer y a la familia, el acceso a la educación, la posibilidad de superación y el empleo, así como el libre acceso a la salud sexual y reproductiva, como reservas para bajos niveles de embarazo temprano.
«Cuba tiene suficientes reservas para atender ese desafío, y garantizar que tomando decisiones, apoyadas por el resto de la sociedad, las muchachas y los muchachos también puedan marcar la diferencia en la prevención del embarazo no deseado en la adolescencia».
La necesidad de incrementar la natalidad infantil es un asunto que se torna prioritario a nivel internacional, en un mundo que avanza hacia un proceso de envejecimiento poblacional, entre otras causas, debido a los bajos niveles de fecundidad. Pero el embarazo debe ser un sueño deseado, tiene que convertirse en un asunto que se piense desde las más diversas políticas gubernamentales y que contribuya al desarrollo de la sociedad toda. Solo así, se podrá calmar la fiebre en el termómetro global.
Publicado el 04/11/2013 en Salud, Sociedad y etiquetado en cuba, Embarazo en la adolescencia. Guarda el enlace permanente. Deja un comentario.
Deja un comentario
Comments 0