¿Son latinos los cubanos?

Progreso Semanal MIAMI – Una de las habilidades más necesarias para sobrevivir a la burocracia es la aguda destreza para rellenar impresos de solicitud. Algunos son molestamente complicados y abstrusos, pero el sistema de papeleo sirve como el más racional para organizar nuestras sociedades. Con la población de EE.UU. en una cifra oficial de 317 281 000, tiene sentido clasificar de manera eficiente con documentos serios. Archivarlo de manera limpia y profesional realmente cumple su cometido.

Ya sea un empleo, una solicitud de matrícula universitaria o médica, el asunto más probable y recurrente entre otros será la etnicidad o raza. Para muchos, es una rutina sencilla tachar “norteamericano nativo”, marcar con una x la casilla de “blanco” o hacer un círculo alrededor de la palabra “negro”. Sin embargo, cuando se les pide describirse de manera sencilla, muchos cubanos que viven en Estados Unidos ven la temida experiencia como angustiante.

He presenciado esa disociación elitista de ciertos cubanos que se quejan amargamente al llenar documentos en el sur de la Florida. La queja común es que debieran poder clasificarse como “blancos” y no como “hispanos”. El censo oficial de EE.UU. clasifica a personas provenientes del Medio Oriente e incluso de África del Norte como “blancos”, pero por alguna razón en el sur de la Florida (supongo que de igual manera en otros estados) no es extraño ver dos grupos muy diferentes: “blanco (no hispano)”, seguido de “hispano”. Esto, por cierto, es la fuente de la crítica.

Ahora bien, ser hispano significa que uno tiene algo que ver con España, ya sea cultural o históricamente. No olvidemos que España, en sus tiempos de gloria, fue el cuarto imperio de la historia que reinaba sobre 19,4 millones de kilómetros y dejó una marca en sus colonias. Inicialmente, “latino” fue una clasificación racial, como los términos “eslavo” o “teutón”, pero actualmente el término se ha convertido en una categoría étnica y nada más.

Geográficamente, Cuba es caribeña, pero la clasificación de “latino” aún se aplica a su gente. Comparten una nacionalidad específica incluso si son el resultado de cocteles genéticos diferentes y siempre cambiantes. A diferencia de la mayoría de los países iberoamericanos, el censo cubano incluye el color de la piel, como se hace en Brasil y en Puerto Rico. Ese censo indica que 56% de la población cubana es blanca, pero también entran en esa categoría los descendientes de turcos, chinos, indios o mexicanos. La realidad es que el linaje cubano más blanco tiene algún tipo de ingrediente “no blanco” en su ADN. Así que no solo es repugnantemente cruel sostener cualquier traza de ideología racial supremacista en cualquier contexto, sino que es totalmente absurdo en Cuba.

Cuando la comunidad hispana se echa a la calle y toca a las puertas al nivel de la base para presionar a favor de la reforma inmigratoria en Estados Unidos, los cubanos de pensamiento más radical miran hacia otro lado y se obsesionan con alguna foto de Raúl Castro tomada durante el último siglo. Cuando los latinos se manifiestan en contra de la pobreza, a favor de aumentar el salario mínimo o para proteger los derechos civiles, se unen incondicionalmente al gobierno federal sin discriminar. Cualquier nuevo movimiento que defienda unos pocos y exiguos cambios para las clases más bajas tiene para ellos el tufo de comunismo.

Quizás demasiados cubanos se enorgullezcan ingenuamente de unos pocos éxitos económicos, tanto a nivel histórico como personal. Esa es una de las consecuencias de la Ley de Ajuste Cubano, la cual facilita todo el proceso migratorio. Para muchos, entrar al país, obtener una tarjeta verde y en última instancia hacerse ciudadano es coser y cantar. Esta comunidad empírica ha sido privada del proceso migratorio usual y, así, en sentido general, no ve con simpatía las luchas típicas de un latino.

Este tratamiento “especial” no solo distancia a los cubanos del resto de los inmigrantes latinoamericanos al no permitir experiencias similares compartidas, sino que erróneamente les da un falso sentimiento de superioridad. Es una sensación de logro individual sin tocar la realidad. Esto, en parte, pudiera comenzar a explicar por qué en el mundo los cubanos son típicamente los únicos latinos que votan de manera vehemente por los republicanos… aunque sigan siendo pobres.

A pesar de que a todos nos gusta enarbolar nuestra bandera durante el mes del Legado Hispano, aquí en EE.UU., la emergente cultura latina une a esas nacionalidades diferentes –en parte, quizás, como un mecanismo de defensa o una táctica inconsciente de supervivencia. Solo cuando uno acepta sus raíces se puede auténticamente abrir el corazón a la lucha de todo un continente. Luego, probar el ron Flor de Caña de un colega nicaragüense o la Inca Cola dorada de un amigo peruano será un acto de desafío. A mi mente viene el viejo proverbio chino “Un fajo de palos no puede romperse”.

Sé que muchos cubanos, sin pensarlo dos veces, han extendido la mano a un colega colombiano necesitado, han ayudado a amigos indocumentados o han apoyado los derechos de los dominicanos. Lamentablemente, he escuchado en contra de mi voluntad la jerga ofensiva cubana y he presenciado el fanfarroneo de motes brutales subidos de tono.

Los cubanos de pensamiento radical han puesto su confianza en unos pocos políticos tradicionales en el Congreso, pero lo bueno de la democracia es que responde solo a los votos, no al favoritismo. Se pronostica que en el futuro los electores latinos serán proclamados la mayoría de esta gran federación y mi opinión es que… se virará la tortilla.

(Por cierto, ¿la semana de Arte de Miami los ha dejado a ustedes con deseos de más manchas de color y acero esculpido? El Museo Smithsonian del Arte exhibe en la actualidad una moderna colección de obras creadas por 72 artistas hispanos desde la década de 1950. Los curadores de la exhibición la han titulado “Nuestro Estados Unidos: La Presencia Latina en el Arte Norteamericano”, y demuestra que artistas dominicanos, mexicanos y cubanos comparten un evidente legado. Parece ser una excelente contribución a la unidad.)

Un futuro gesto sincero de solidaridad de cualquier forma no contradice nuestro patriotismo cubano o interfiere con la conducta ideal o responsabilidades civiles de un ciudadano norteamericano. Es una manifestación viviente de altruismo humano, conciencia y solidaridad madura.

Publicado el 26/12/2013 en Culturales. Añade a favoritos el enlace permanente. 1 comentario.

  1. Hola,no se porque percibo un poco de desden e injusticia a la hora de catalogar los cubanos en general,no estoy de acuerdo para nada con el articulo,el tratamiento»especial»como ud le llama a las oportunidades que se les da a los cubanos,todo el mundo sabe a que se debe,a mas d 50 anos de dictadura,q ningun otro pais occidental tiene,no creo q sea adecuada la palabra «enorgullecerse ingenuamente de unos pocos exitos economicos»porque ni son ingenuos,ni son pocos los exitos,y no creo q haya necesidad de enumerar,desde el beisbol hasta la politica,hemos sobresalido por mucho con respecto a otros paises que estan emigrando a EU mucho antes.La superioridad sobre otras nacionalidades hispana la menciona ud,eso lo dejo a consideracion de cada cual,pero una venezolana amiga mia me hizo ver cosas que yo no habia reparado que son pequenos detalles como que en Cuba no se conoce la tarjeta de credito,nadie sabe lo que es una cuenta de saving o una linea de credito,ni se usa regularmente el internet,ni se conduce carro,ni incluso muchos han subido jamas a un elevador y por motivos de idiosincracia,supervivencia o talento,llegan aqui y son managers,y dirigen personal que habla ingles y nacen o viven en este pais por mucho tiempo,asi que si,honrar honra,.El otro punto en que discrepo es poner a los democratas en el bando de los «good guys» y a los Republicanos en el de los «bad guys»,todos son americanos que aman este pais,y si yo soy cubana y republicana,sera casualidad o el karma,pero el que conoce la historia muy bien,sabe q Martin L King era republicano y luchaba por las clases desfavorecidas,q Ronald Reagan dio amnistia para 11 millones d indocumentados en el 86 ,que gracias a Lincoln Diaz-Balart y la presion de demas cubanos republicanos paso la Ley Nacara que dio residencia a miles de Nicaraguenses y centroamericanos.Se me hace muy injusto o desinformado todo lo que comenta,sobre todo si es cubana.Con respecto a la jerga ofensiva que ud a oido,si desafortunadamente yo la he oido tambien,pero dejeme decirle que el sentimiento es mutuo porque ellos tambien usan terminos peyorativos para con nosotros.Mi papa estuvo en Nicaragua en el ano 85 y desde alla trajo el termino «indio»q asi se ofendian entre ellos cuando alguien era de inferior linaje o poca educacion.No se que motivo particular ud tendra para opinar de esa manera en contra de los cubanos,pero no creo que este en lo correcto,y le doy un dato para ser Republicana no hay que ser rico,es una cuestion de actitud,y para ser pobre no hay que ser Democrata,sino preguntele a Nancy Pelosi.

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