Por Sergio Alejandro Gómez/Granma
El terremoto de 1972 redujo a escombros la ciudad de Managua. Pero la Catedral antigua, como los buenos boxeadores, se mantuvo en pie. Aún hoy es posible ver las grietas en sus columnas y el alcance de la destrucción en las dos torres frontales, pero la resistencia del edificio es un recordatorio del carácter nicaragüense.
Codiciado por los filibusteros e invadido por los marines estadounidenses en varias ocasiones a comienzos del siglo pasado, el país centroamericano ha conocido pocos momentos de tranquilidad.
La Revolución Sandinista que triunfó el 19 de julio de 1979 fue la respuesta popular a la desigualdad y el atraso que se entronizó durante la dictadura de los Somoza, apoyada por las administraciones estadounidenses desde Franklin D. Roosevelt hasta Gerald Ford, quizá con la honrosa excepción de Jimmy Carter.