Por Ana Hernández Hernández/Pensando Américas
Durante estos últimos días del año 2017 Estados Unidos volvió a quedar bastante mal parado tras la contundente derrota en las Naciones Unidas sobre la decisión de declarar a Jerusalén como capital de Israel, hecho que lo pudiera posicionar como una nación aislada, si no fuera por los gobiernos que se dejaron chantajear e intimidar.
Amenazas y chantajes que habían llegado en el tono descolocado del actual inquilino de la Casa Blanca, el señor Donald Trump, y que fueron reforzadas en la persona de la representante estadounidense ante la ONU, Nikki Haley, quien advirtió” de manera siniestra” que EE.UU. “estaba tomando nota de los nombres”, y reiteró las mencionadas amenazas de Trump, de cortar la ayuda financiera a aquellas naciones que votaran en contra de la política de Washington.