Cuba: Nuestra ciencia y el desarrollo social

 

Revista Bohemia

La apuesta por la ciencia como motor del desarrollo humano trazó el rumbo del mundo moderno. Para Cuba fue la promesa de trascender el destino de atraso, para forjar uno nuevo que definiría su lugar, hoy destacado, en el globo.

En la temprana fecha del 15 de enero de 1960 Fidel Castro llamaba a formar una nación de hombres y mujeres de pensamiento, que pusieran sus conocimientos al lado del bien, de la justicia y de la Patria. Casi seis décadas después este sigue siendo el reto diario para miles de profesionales.

Fuertemente entrelazada con el proyecto social, la ciencia revolucionaria declaró desde sus inicios su vocación humanista, y priorizó el desarrollo de áreas como la salud, el desarrollo agropecuario y de la maquinaria industrial. En este camino logró convertirse en un referente regional en materia de biotecnología, una industria impulsada incluso en las difíciles condiciones del periodo especial.

Resultado de la misma voluntad política y de años de investigaciones es también la decisión de proteger el medioambiente cubano, de cuya estrategia se derivó un plan estatal para el enfrentamiento al cambio climático que aúna los estudios realizados durante mucho tiempo sobre distintas amenazas que atentan contra la naturaleza del archipiélago.

La llamada Tarea Vida identifica las principales vulnerabilidades del territorio nacional, así como esboza un esquema de solución para los posibles escenarios que afrontará Cuba en un corto y mediano plazos. Meritoria labor en un contexto global marcado por la incertidumbre y la contradicción, cuando se habla de esta temática.

La llamada Tarea Vida identifica las principales vulnerabilidades del territorio nacional, así como esboza un esquema de solución para los posibles escenarios que afrontará Cuba en un corto y mediano plazos

La sostenibilidad medioambiental que se busca aún tiene grandes pendientes, pero sin duda uno de los pasos más prometedores es la transición hacia el uso de fuentes renovables de energía. A finales de 2017 el sistema electroenergético nacional contaba con 34 parques solares fotovoltaicos sincronizados a la red, así como con la experiencia de los parques eólicos montados en varios lugares del país, entre los que destacan los ubicados en la costa norte de las provincias Holguín y Ciego de Ávila. Mientras, varios centros científicos trabajan para ampliar la obtención de energía a partir de la biomasa.

La inversión en ciencia como uno de los pilares de la economía nacional, aún sin explotar al máximo su potencial, ya ha dado sus frutos. Por una parte ha logrado convertirse en uno de los principales renglones exportables, como la prestación de servicios médicos y los productos biofarmacéuticos, además de tener un peso decisivo en la sustitución de importaciones de bienes con una influencia directa en la calidad de vida de la población.

La inversión en ciencia como uno de los pilares de la economía nacional, aún sin explotar al máximo su potencial, ya ha dado sus frutos.

Asimismo, la investigación científica abrió la posibilidad de hacer visible la industria cubana en mercados tan cerrados como el estadounidense. En una Isla pequeña y de tan pocos recursos, se está consciente que es de suma importancia para aspirar a su soberanía y sostenibilidad económica producciones de alto valor agregado como las derivadas del conocimiento.

Pero como toda gran obra, sufre el riesgo cotidiano de perderse si la voluntad no es lo suficientemente firme y los ejes de la maquinaria que la mueven no están bien engrasados.

Varios son los peligros señalados por los miembros de la Academia de Ciencias de Cuba. Entre estos el éxodo del capital humano, la necesidad de actualizar la infraestructura tecnológica de la que dependen investigaciones y procesos productivos, así como la incorporación definitiva de la sociedad a la rueda global de las tecnologías de la informática y las comunicaciones.

También se ha apuntado hacia la necesidad de lograr un sistema de ciencia, tecnología e innovación, funcional y eficiente, que participe activamente en todas las esferas socioeconómicas del país, mientras el financiamiento es una preocupación constante. Por otra parte se precisa mantener altos estándares educativos que incorporen la autonomía de pensamiento, la inquietud y el rigor del método científico desde las edades más tempranas.

se ha apuntado hacia la necesidad de lograr un sistema de ciencia, tecnología e innovación, funcional y eficiente, que participe activamente en todas las esferas socioeconómicas del país, mientras el financiamiento es una preocupación constante

Los documentos emanados del VII Congreso del Partido Comunista de Cuba han puesto énfasis en estas problemáticas y trazado una estrategia para revertirlas.

Aun con todas esas dificultades, la ciencia cubana cuenta con un rico patrimonio incorporado a la cultura nacional que va desde sus resultados y los modos de hacer, hasta la ética que acompaña a sus profesionales. Tal vez este sea el mayor logro, el inicio de todo, contar con un capital humano de alto nivel y una ciudadanía educada para abrazar el sigo XXI en toda su complejidad.

A esos herederos del pensamiento más humanista, que buscan la creación de una sociedad más próspera y justa desde la razón y el conocimiento, debemos no solo el homenaje, sino también el compromiso de acompañarles en ese empeño cotidiano.

Publicado el 15/01/2018 en Ciencia en Cuba y etiquetado en , , , , , . Guarda el enlace permanente. Deja un comentario.

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