Concluir este “negocio” requiere que Lula da Silva, y sus seguidores del Partido de los Trabajadores, permanezcan fuera del Gobierno, aunque para ello queden tras las rejas valiéndose de métodos espurios y hasta infantiles, como el interrogatorio al que fue sometido el líder brasileño por el juez Sergio Moro a propósito del departamento ( tríplex ubicado en Guarujá, San Pablo supuestamente recibido como soborno por beneficiar a la constructora OAS) del cual transcribimos un fragmento:
—Juez Moro: ¿El departamento es suyo?
—Lula: No. — ¿Seguro? —Seguro.
— ¿Entonces no es suyo? —No.
— ¿Ni un poquito? — No.
— ¿O sea que usted niega que sea suyo?
—Lo niego. — ¿Y cuándo lo compró? —Nunca.
— ¿Y cuánto le costó? —Nada.
— ¿Y desde cuándo lo tiene? —Desde nunca.
— ¿O sea que no es suyo? —No.
— ¿Está seguro? — Lo estoy.
—Y, dígame: ¿por qué eligió ese departamento y no otro? — No lo elegí.
— ¿Lo eligió su mujer? —No.
— ¿Quién lo eligió? —Nadie.
— ¿Y entonces por qué lo compró? — No lo compré.
—Se lo regalaron… — No.
— ¿Y cómo lo consiguió? — No es mío.
—¿Niega que sea suyo? — Ya se lo dije.
—Responda la pregunta. —Ya la respondí.
— ¿Lo niega? — Lo niego.
— O sea que no es suyo… — No. (…). Señor juez, ¿usted tiene alguna prueba de que el departamento sea mío, que yo haya vivido ahí, que haya pasado ahí alguna noche, que mi familia se haya mudado; o tiene algún contrato, una firma mía, un recibo, una transferencia bancaria, algo?
— No, por eso le pregunto. —Ya le respondí.
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