Pedro Pablo Kuczynski, presidente de Perú, manifestó hace un año ante una audiencia universitaria estadunidense, que Washington no se ocupa de América Latina porque esta es como un perrito echado en la alfombra, “que no da problemas”. Añadió que la excepción es Venezuela.
Kuczynsky y el impresentable secretario general de la OEA, Luis Almagro, coinciden en su feroz obsesión antivenezolana porque ambos tienen tejado de vidrio, carecen de autoridad moral y prestigio y su único mérito es servir, ellos sí, a Estados Unidos como los canes más obedientes.