Por Misión Verdad
Allí donde, hoy, millones de turistas cruzan las calles de Disney World y muchos otros se bañan en las playas pudientes de la orilla atlántica, Ponce de León fundó una colonia española en el siglo XV que luego pasaría a formar parte de la Unión norteamericana en el XIX. Por ello la profusión de colonos «latinos», sobre todo en las ciudades más costeras como Miami o Tampa, y del español como lengua cuasi autóctona.
Florida es un estado que actualmente se debate entre dos culturas políticas. Una, la parte norte, que forma parte del Sur Profundo; la otra responde a las expectativas globalizadoras, y por ello no sorprende que, al revisar el desarrollo de Miami como ciudad cosmopolita, encontramos que mucho dinero del narcotráfico fue lavado en las extensivas construcciones y negocios especulativos que hicieron de ella un lugar atractivo para los inversionistas de la vida legal e ilegal.
El documental de Billy Corben, Los cowboys de la cocaína, muestra bien esta relación de la droga con la transformación de Miami en aquella poblada por personajes como Tony Montana en Caracortada o en algunas películas de Martin Scorsese. Ese mundillo de mafiosos cocainómanos, que deambulan entre banqueros, negocios de bienes raíces y cubanos transplantados a suelo gringo con el fin de conspirar contra la vida de Fidel Castro y la Cuba asediada.