¿Realmente el eje del “mal”?

Por Gustavo de la Torre Morales

En noviembre de 2018, John Bolton, Asesor de Seguridad Nacional de Donald Trump, desde la llamada Torre de la Libertad, en la Florida, nido de la mafia anticubana en Estados Unidos, elogiaba al fascista Bolsonaro, mientras al mismo tiempo arremetía contra Cuba, Venezuela y Nicaragua, calificando el trinomio como la “Troika de la tiranía” en el hemisferio. Calificativo dado bajo el razonamiento de que son los países que se opone con más fuerza a los intereses de Washington en la región: tomando como referencia las palabras de Obama_ ¡Vaya! que no se dejan torcer el brazo.

La arremetida que desde la Casa Blanca y su Central de Inteligencia (CIA) se han organizado contra estos tres países es continua, creciente y, principalmente, agresiva.
Con Nicaragua, promovieron dentro de este país centroamericano otras guarimbas como las que fomentaron en Venezuela en el 2014 (1), tomando como excusa el descontento que se generó en sectores de la población y empresarial, por las medidas sociales anunciadas por Daniel Ortega, sobre pensiones e impuestos, muy a pesar que las mismas respondían precisamente a las recomendaciones exigidas por el FMI.

La razón de las maniobras yanquis, en generar caos y desorden en Nicaragua, responde a la intención de frenar el proyecto de construcción de un canal transoceánico con mayores potencialidades tecnológicas y capacidad de servicios de tráfico, que Daniel Ortega retomó del plan de acción que el propio Augusto César Sandino redactó en marzo de 1929, y que pone en peligro los intereses yanquis, que hoy en día controla el canal de Panamá. Además, el gobierno de EEUU tiene en Nicaragua otra dolorosa espinita a sacarse: otra Revolución en el Continente que llegó al poder por medio de las armas y en la cual se derrotó a las fuerzas de la contra, las cuales fueron financiadas por EE.UU, a través de sucios planes (Irán-Contras/Irangates_1985-86) (2).
Venezuela se convirtió en una piedra en el zapato, desde que el Comandante Hugo Chávez Frías logró llegar al poder por la vía pacífica en las elecciones de diciembre de 1998. Desde entonces, con la nacionalización de la empresa petrolera y todas las medidas y programas sociales que empoderaron al pueblo en estos 20 años, fueron suficientes para ver en el proceso bolivariano un peligro al precario sistema capitalista.
Desde propagandas mediáticas de manipulación y mentiras, intento de golpe de Estado en el 2002, los conflictos convenientemente creados con el gobierno del país vecino (Colombia) y el fomento de acciones terroristas con las guarimbas dirigidas por la oposición (con el lamentable resultado de víctimas humanas) y sabotajes a la economía del país. En el Manual del Comando Sur de EE.UU la oposición venezolana ha encontrado las directrices a seguir (3).
El uso de entidades regionales, como la Organización de Estados Americanos (OEA), han sido instrumentos injerencistas por parte de EE.UU para empujar a un cambio de gobierno en países de América Latina, como ahora en Venezuela. El alza de gobiernos derechistas que ha sufrido la región suramericana ha facilitado que se incremente la agresividad imperialista en el campo internacional contra los gobiernos que prefieren trazar su propio camino y alejados de los dictados del Tío Sam.
El imperialismo está en apuros por asestarle un golpe a la soberanía y democracia venezolana y para ello empuja al mundo a que acepte ciegamente el golpe de Estado. Las presiones imperialistas incluye la aprobación de 20 millones de dólares de ayuda “humanitaria” para todos los que se acojan a la traición.
Ahora, el gobierno de EE.UU exige que se acepte la proclamación ilegal de Juan Guaidó como presidente de transición, para así darle créditos a una Asamblea Nacional que ha sido declarada nula la directiva de la misma, por el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) de la República Bolivariana de Venezuela, porque violenta los artículos 130, 131 y 132 de la Constitución (4). Hasta el mismísimo presidente español, Pedro Sánchez, que llegó a la presidencia sin los votos de la ciudadanía, y que se ha resistido a realizar elecciones, se cree con la potestad del señor de feudo, a darle ultimátum al presidente Nicolás Maduro, que sí fue elegido constitucionalmente con más de 6 millones de votos en elecciones democráticas.
¿Por qué esa presión de EE.UU? Las reservas naturales de petróleo y otros materiales que le fueron arrebatados al imperialismo con las nacionalizaciones, son el principal objetivo a expoliar nuevamente.
Sin embargo, Cuba ha sido quizás el reto que más duro ha golpeado al imperialismo, porque ha sabido unir un pueblo para triunfar, resistir y cautelosamente avanzar, muy a pesar de todo el oleaje de sórdidas agresiones imperialistas que ha afrontado en estos 60 años. Es real que Cuba no tiene recursos naturales, pero ha sido y aún es una bandera que muchos pueblos toman como referencia para sus justas luchas de emancipación antiimperialista. Es un ejemplo que el imperialismo quiere eliminar.
Por eso, los gobiernos de EE.UU mantienen activo un genocida bloqueo económico, el cual crea carencias materiales y ocasiona millonarias pérdidas a la economía del pueblo cubano, mientras los monopolios mediáticos de la (des)información mezquinamente señalan como culpable al gobierno revolucionario, en clara guerra mediática de manipulación. Incluso, hasta han financiado una contrarrevolución que les ayude desde dentro de Cuba a tratar de subvertir y generar cambios de opinión con escaladas de mentiras y actos de desobediencia civil, las cuales sirvan de comidilla a la prensa “libre” amarillista del capitalismo, que manipula y tergiversa la realidad interna del país.
Sabiendo que el gobierno de Cuba y sus dirigentes siempre han mantenido un vínculo directo con el pueblo, al cual lo ha convertido en el actor fundamental de todas las transformaciones realizadas y conquistas alcanzadas. Un pueblo acostumbrado a ser consultado y a tomar las decisiones fundamentales, como en este proceso de Reforma Constitucional que se comenzó a realizar desde el año pasado, 2018.
Una reforma constitucional que ha contado con la participación de más de 8 millones de personas y que EE.UU se empeña en llamar antidemocrático y para ello utiliza a la edulcorada “disidencia” (5), la cual está llamando a decirle “No” a una nueva Carta Magna conformada con la voz y voluntad de millones de cubanas y cubanos, tanto dentro como fuera de Cuba, y que será sometida democráticamente a un referéndum el próximo 24 de febrero de 2019.
Entonces, ¿Con qué moral, John Bolton, representante del país más belicista e invasor del planeta (6), se atreve a señalar como eje del mal a gobiernos que construyen sistemas, donde lo principal es el pueblo y sus derechos, en vez de la banca, los consorcios, los mercados financieros o clases explotadoras?
(Tomado de Razones de Cuba)

Publicado el 30/01/2019 en EE.UU. y etiquetado en , , , , , , , , , , , . Guarda el enlace permanente. 1 comentario.

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