EEUU, Grupo de Lima, la oposición y la AN se quedaron sin presidente
Mandatario autoproclamado se fue para Colombia y deja un “vacío de poder” en el campo opositor. La fuga de Juan Guaidó hacia Colombia, teniendo prohibición de salida del país, pone fin a su “interinato” y deja vacante su cargo como presidente de la AN, cuerpo que debería nombrar un sustituto. El presidente colombiano Iván Duque podría ser denunciado ante la Corte Penal Internacional por agredir a Venezuela
Con la salida o fuga de Juan Guaidó hacia Colombia, violando la medida de prohibición de salida del país, el Gobierno de Estados Unidos y la oposición venezolana se quedan sin presidente interino o de transición, por ahora. El abandono del país por el “autojuramentado”abre un nuevo escenario o panorama tanto en lo interno como en lo externo del país. El tema se discute ampliamente por las redes sociales.
Algunos piensan que a la oposición le salió “el tiro por la culata” al escoger una figura gris y sin las fortalezas y las herramientas para liderar una etapa crucial en que la derecha venezolana, bajo las órdenes de Estado Unidos, pretender asestar el zarpazo final a la Revolución Bolivariana.
Al irse Guaidó, sin posibilidad de retorno ya que seguramente será arrestado, deja un “vacío de poder”, tanto en su “interinato” como en su cargo de presidente de la Asamblea Nacional.
En su rueda de prensa del domingo pasado, refiriéndose a los falsos positivos desmontados en Cúcuta con motivo del fallidos intento de meter de contrabando dos camiones con una supuesta ayuda humanitaria, el ministro y vicepresidente de Cultura y Comunicación, Jorge Rodríguez, lucía una complaciente sonrisa que denotaba control y dominio de la situación.
En su rueda de prensa Jorge Rodríguez se preguntaba con ironía por qué Guaidó, dentro de la validez de sus argumentos, no había convocado a elecciones una vez autojuramentado, como lo establece el artículo 233 constitucional.
“Cualquier cosa diferente a esto es un golpe de Estado”, sustento Rodríguez y se refirió a la obligación, según el artículo 233, de convocar a elecciones inmediatamente para que se celebren al menos en 30 días.
De manera que Juan Guaidó, dentro de los términos de su propio marco jurídico, se convirtió en usurpador de un cargo que de todas maneras se había arrogado ilegalmente.
Rodríguez le expresó ante las cámaras televisivas y periodistas extranjeros que si estaba preocupado por las penurias del pueblo venezolano por qué no había nombrado un ministro de alimentación o de salud. Ah, pero sí nombró una directiva en Citgo, la empresa petrolera venezolana en Estado Unidos.
Su verbo implacable lo enfiló con dureza contra el autonombrado, un personaje segundón, sin méritos en el campo político, más conocido por mostrar las nalgas en un acto público de su partido, Voluntad Popular.
“¿Es que tú crees, Guaidó, que Trump (Donald) te va a dejar gobernar solo? Tú eres lo que eres: una marioneta. Tú eres lo que eres, un preservativo usado. ¿Tú crees que Trump no le va a meter mano al petróleo venezolano? No es que tú lo creas; es que ya lo sabes. Ya lo pactaste. Es que ya lo entregaste. Así como publicas decretos, ayer publicaste uno de los más ridículos: ordeno que los diplomáticos colombianos se queden. Y ya se fueron… Tienen que obedecer las órdenes del Gobierno legítimo de Venezuela”, dijo Jorge Rodríguez.
Asilado
En uno de esos textos “reenviados” profusamente por whatsapp, en tal medida que se pierde la fuente original, se indica que “Juan Guaidó salió de Venezuela y llegó a territorio colombiano en un helicóptero oficial colombiano”. Eso tiene muchas implicaciones políticas y legales.
En primer lugar, no es fácil que vuelva a Venezuela porque sería detenido al violar la prohibición de salir del país. En segundo lugar, se acabo la trama del “presidente interino”; ahora solo es un refugiado político y deberá decidir en qué país pedirá asilo.
En tercer lugar indica la nota, “en las próximas horas se sabrá cómo se fugo de Venezuela; si lo hizo con ayuda del gobierno de Duque será una grave crisis diplomática, pero si resulta que en forma irresponsable un helicóptero colombiano violó la frontera venezolana para ayudar a un prófugo a huir de la justicia venezolana, será más grave la crisis y Duque debería ser investigado en Colombia por haberse extralimitado”.
“Las consecuencias de la huida de Guaidó a Colombia se verán en próximas horas. Por ahora, los medios no saben qué decir al respecto y señalan infantilmente que ‘sorpresivamente llego al concierto el presidente interino Juan Guaido’, pero las cosas son mucho mas serias y profundas y hay que llamarlas por su nombre: Juan Guaido se voló y deberá pedir asilo y desde Miami o Bogota. Ya no podrá seguir autoproclamándose presidente, cuando mucho podrá llamarse un refugiado político más.
Con eso pierde fuerza la oposición venezolana y se abren dos caminos en la crisis: o se realizara una invasión de Estados Unidos a Venezuela o se apagará el fervor opositor con otro de sus líderes en el exilio. Con todo, pase lo que pase, la pantomima de la ayuda humanitaria está a punto de acabar”.
Estatuto de transición
El pasado 5 de febrero la Asamblea Nacional, en desacato, aprobó un decreto llamado Estatuto de Transición, que se sustenta en el artículo 333, el cual establece: “Esta Constitución no perderá su vigencia si dejare de observarse por acto de fuerza o porque fuere derogada por cualquier otro medio distinto al previsto en ella”.
“En tal eventualidad, todo ciudadano investido o ciudadana investida o no de autoridad tendrá el deber de colaborar en el establecimiento de su efectiva vigencia”.
Con el estatuto se pretende, según el decreto, restablecer la vigencia de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
El artículo 2 estipula: “A efectos del presente Estatuto se entiende por transición el itinerario de democratización y reinstitucionalización que incluye las siguientes etapas: liberación del régimen autocrático que oprime a Venezuela, conformación de un Gobierno provisional de unidad nacional y celebración de elecciones libres”.
El artículo 3 indica: “Los fines de la transición democrática son el pleno restablecimiento del orden constitucional, el rescate de la soberanía popular a través de elecciones libres y la reversión de la emergencia humanitaria compleja, con el propósito de rescatar el sistema de libertades, garantías constitucionales y los derechos humanos.
El artículo 14 del decreto adjudica al presidente de la Asamblea Nacional, de conformidad con el artículo 233 de la Constitución, como “legítimo presidente encargado de la República Bolivariana de Venezuela”.
El nombramiento recayó entonces en Juan Guaidó, pero en vista de que el titular huyó del país, es evidente que el cargo queda vacante. La AN deberá llenar el vacío nombrando un nuevo presidente del cuerpo, quien pasaría a ser presidente encargado, en sustitución de Guaidó.
El “estatuto de transición” resulta tan burdo que es tildado por abogados como “adefesio jurídico”, y el Tribunal Supremo de Justicia lo anuló en menos de 24 horas.
Al estatuto de transición se le ha objetado que viola la Constitución al pretender defenderla. Parte de supuestos llamados de rescate de la democracia, cuando llevan 20 años obstruyéndola con golpes de Estado, guarimbas, saboteo de los servicios públicos, guerra económica, desconocimiento de las instituciones, traición a la paria invocando intervenciones extranjeras, desconocimiento de las decisiones mayoritarias del pueblo venezolano en el campo electoral, desconocimiento de los demás poderes y desacato de las decisiones judiciales, entre otros.
A todas estas, Estado Unidos, la OEA, la Unión Europea, el Grupo de Lima y la oposición venezolana quedarían hundidos en un pantano jurídico, dando la cómica ante la comunidad internacional y la ONU, ya que deberían reconocer como presidente de la transición a quien nombre la AN como sustituto de Guaidó.
Y por primera vez en la historia venezolana y quizás en el mundo habría tres presidentes en “ejercicio”: Nicolás Maduro, escogido por el pueblo en elecciones legítimas; Juan Guidó, ahora presidente itinerante en el exilio; el que nombre la AN, según el artículo 14 del Estatuto de Transición.
Ayer otro artículo difundido en las redes sociales asomó la posibilidad de que el mandatario colombiano, Iván Duque, sea juzgado por la Corte Penal Internacional (CPI) por agredir y prestarse para agredir a Venezuela. Según el jurista Elmer Montaña hay siete actos considerados crímenes de guerra que dan motivo para acusarlo en la CPI: 1.- la invasión de un Estado por otro; 2.- el ataque (fuera de lo establecido en la Carta de la ONU) de fuerzas armadas de un Estado contra otras de otro Estado o contra la población civil de este; 3.- toda ocupación militar que derive de los actos anteriores y que implique el uso de la fuerza; 4.- el bombardeo; 5.- el bloqueo de puertos o de costas de un Estado; 6.- la disposición de un territorio propio de un Estado para que otro Estado pueda agredir a un tercero; 7.- el envío de un Estado de grupos irregulares “paramilitares” o mercenarios que lleven a cabo actos armados contra otro Estado.
Publicado el 26/02/2019 en venezuela y etiquetado en CITGO, Colombia, estados unidos, Juan Guaidó, Trump, venezuela, Voluntad Popular. Guarda el enlace permanente. Deja un comentario.
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