La historía detrás del mechón hace que su valor se vea incrementado. O, al menos, que el interés por él sea aún mayor. Y es que fue el propio compositor de la Sinfonía nº5 quien se lo cortó después de enterarse de que habían gastado una broma que consideró de mal gusto a uno de sus colaboradores y amigos. Este no fue otro que el pianista Anton Halm, quien, para complacer a su esposa, habría pedido un mechón de pelo de Beethoven al secretario de este. En lugar de eso le hicieron llegar uno de pelo de cabra. Al tener conocimiento de lo ocurrido, el músico alemán se cortó un puñado de cabello considerable de la parte de atrás de la cabeza y le hizo entrega de él a Halm.
Eso ocurrió en 1826, solo un año antes de su muerte. A su fallecimiento, Halm le dejó la reliquia a su alumno Julius Epstein en 1872. Durante décadas el mechón ha sido parte del legado familiar de los Epstein hasta este momento. Como puede apreciarse en la imagen que acompaña a su ficha técnica en Sotheby’s, el pelo está enmarcado en un marco oval del siglo XIX con fondo color crema y los bordes en negro. Aunque a los no habituados con el mundo de las subastas les pueda parecer este un artículo cuanto menos extraño por el que pujar, lo cierto es que es la segunda vez que ocurre con pelo de Beethoven y también se ha hecho con el de otros grandes compositores como Chopin y Mozart.
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