“Detén el paso, caminante, adorna este sitio un árbol, una ceiba frondosa, más bien diré signo memorable de la prudencia y antigua religión de la joven ciudad, pues ciertamente bajo su sombra fue inmolado solemnemente en esta ciudad el autor de la salud. Fue tenida por primera vez la reunión de los prudentes concejales hace ya más de dos siglos…”.
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La Habana, comenta el poeta Miguel Barnet, es la dueña del tiempo y la memoria. Entre tanto para García Lorca, la capital era, sencillamente, “una maravilla”. Lee el resto de esta entrada