
En los medios de comunicación occidentales se suele definir y presentar la política de Estados Unidos contra Cuba como un “embargo”. Pero, el conjunto de medidas extraterritoriales de persecución económica, comercial y financiera contra Cuba, exceden el plano bilateral, por lo que en realidad constituye un bloqueo[1], puesto que aplica sanciones contra terceros países en sus relaciones con La Habana. En ese contexto, la colaboración médica se ha convertido en los últimos años en una de las principales fuentes de ingreso de Cuba.
A pesar de la hostilidad del gobierno de Estados Unidos y de su campaña por desacreditar la colaboración médica de Cuba, en febrero de 2020 había más de 28 700 colaboradores cubanos en 59 países. Justamente por eso, esta esfera se ha convertido en una de las principales puntas de lanza de esa política contra Cuba. Al respecto, el Ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez Parrilla denunció el 8 de mayo, que la USAID dedicaría 2 millones de dólares adicionales para atacar las brigadas médicas cubanas. Lee el resto de esta entrada