De no cambiarse, podría generar una crisis similar a la del puente marítimo del Mariel en 1980 o la crisis de los balseros en 1994 —si es que ya no ha comenzado a producirse.
La actual política, basada en los acuerdos migratorios negociados con La Habana en 1994 y 1995, compromete a los Estados Unidos a admitir por lo menos a 20 000 inmigrantes legales cubanos cada año, y devolver a los emigrantes cubanos que sean interceptados en el mar en su intento por entrar ilegalmente a los Estados Unidos.