Domingo 19 de julio
Miami, 4:30 a.m. Suena el reloj despertador. Debo tomar el vuelo 8813 de American Airlines que parte a las 6:55 a.m. rumbo a Washington DC.
Llevo tantas expectativas que siento el golpe del tren de aterrizaje y pienso que estamos despegando cuando en realidad vamos a aterrizar. Veo parte del Distrito de Columbia y una turbulencia me inquieta un poco. No mucho.