Las voces del Hard Power o «poder duro» son más desinhibidas a la hora de recomendar el rol de Estados Unidos en la esfera mundial, que sus colegas del llamado Smart Power o «poder inteligente».
Irving Kristol, teórico del conservadurismo más beligerante y discípulo destacado de Leo Strauss, daba por sentado un «Imperio Americano» y no se escondía para proclamarlo.
«Uno de estos días el pueblo americano se va a dar cuenta de que nos hemos convertido en una nación imperial»1.
Según Kristol, la diferencia del imperio estadounidense con los imperios europeos estaba en que «nuestros misioneros están en Hollywood».
Leo Strauss llegó a Estados Unidos huyendo de los nazis. Discípulo de Heidegger, admirador y estudioso de Platón, Maimónides, Nietzsche y Carl Schmitt, enseñaba a sus alumnos que dentro de la sociedad «algunos son aptos para dirigir y otros para ser dirigidos»2.