Michel Contreras/OnCuba
¿Quién gana en mis simpatías? ¿Quién, en mi admiración o mis nostalgias?
Hay dos números que nunca me habría atrevido a poner en el dorsal de mi camisa de pelota. Más que por humildad –que no es mi lado fuerte, ya se sabe-, por puro y elemental respeto a los dos peloteros más grandes que me ha tocado ver en Cuba. La gente, creo yo, debiera ser más comedida cuando llega el momento de colocarse un número en la espalda…
Pero bueno –esto también se sabe- acá no somos dados a canonizaciones, de manera que muy difícilmente serán retirados algún día, como ese redentor “42” de Jackie Robinson que ya nadie se puede poner en Grandes Ligas. Porque hay cosas sagradas en la vida: los niños, el buen vino, el sexo, el pecho de las madres, los inviernos, la langosta Thermidor, Borges, Vallejo y la pelota. Poco más.