No se trata de la película en que Mel Gibson hace de todo para comprender lo que pensamos las mujeres, el filme en el que, después de travestirse, se electrocuta en la bañera y al amanecer sucede el milagro: puede oír nuestras ideas, hasta las más íntimas. Sin embargo, aunque no en la misma cuerda de aquella comedia, este texto podría ser útil a la vieja obsesión masculina por entendernos.
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Cuba: Lo que ellas quieren
