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Una respuesta firme ante una ley infame (II Parte)
Por Dunia Torres González
El 24 de diciembre de 1996, dejó clara su postura ante la imposición, por parte del Gobierno de Estados Unidos de una ley infame, la Helms-Burton. En el VII Periodo Ordinario de Sesiones de la Cuarta Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular, quedó aprobada la Ley de reafirmación de la dignidad y la soberanía cubanas.
La Ley Helms-Burton se estableció por un acuerdo entre los representantes del Senado y de la Cámara de Representantes de Estados Unidos. En ella se habla de “la reclamación de «propiedades», por batistianos, los malversadores, los explotadores de origen cubano que devinieron después ciudadanos de Estados Unidos”, según las palabras de Ricardo Alarcón de Quesada, en aquella fecha presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular de la República de Cuba.
Ese diciembre de 1996, en el seno de la Asamblea se analizó un informe de Estados Unidos que anualmente se presentaba al Congreso por la Comisión Federal de Reclamaciones (1990, 1991… 1995), órgano de ese país que se encarga de las demandas de propiedades de norteamericanos en otros países. Se anunciaba, además, que la comisión atendería las reclamaciones de propiedades norteamericanas nacionalizadas en Cuba al principio de la Revolución, las ya formuladas y las que habrían de sumarse. Por lo tanto, se demostraba que la Ley Helms-Burton (firmada por el presidente Clinton en marzo de 1996) no era una nueva política lanzada contra Cuba, sino un disfraz diferente para este proceso absurdo.
Los pervertidos bufones de la Casa Blanca
Por Miguel Angel García Alzugaray
Desde que Donald Trump llegó al poder, la actual administración estadounidense se parece cada vez más a uno de esos circos baratos en los que su principal atracción es su colección de horrorosos engendros humanos. Sin embargo, en lo que respecta a la Casa Blanca hay que reconocer que su tropa de “perversos bufones” se está, como se dice, “robando el show” en los últimos tiempos.
Entre los “clowns” de mala calidad que luchan por dejar el peor recuerdo de su desafortunado paso por la historia figura por supuesto el mandatario yanqui , cuyas excentricidades y desviaciones psiquiátricas le hacen acreedor del primer lugar entre los mismos. No obstante, Mike Pence, John Bolton, Mike Pompeo y Marco Rubio no se quedan atrás en ser los hazmerreír del universo.
Cierto es que muchas de sus atroces monerías, más que alegres carcajadas producen lágrimas de dolor a los que las sufren, como son hoy los pueblos de Venezuela, Cuba y Nicaragua, por no mencionar a negros, mujeres e inmigrantes hispanos discriminados brutalmente en su propio país, los infelices niños latinoamericanos separados de sus padres para ser encerrados como animales en campos de concentración o las innumerables víctimas de las guerras e intervenciones militares que propician en todo el mundo.
Helms-Burton, los sueños de la bestia
Por
Como por arte de magia se ha querido resignificar el idioma, desde el poder, así por ejemplo la intervención armada es «ayuda humanitaria» y, en el caso del engendro legal Helms-Burton, el aplastamiento de un país se coloca bajo el «inocente» nombre de Ley de Libertad y Solidaridad con Cuba. Todo un proyecto acerca de un futuro distópico, con una república aún más irreal que la surgida en 1902.
Si los patriotas debieron aprobar el apéndice de la Enmienda Platt, bajo la amenaza de que la ocupación nunca terminaría y no se daría paso a la elección presidencial y el inicio de la tan anhelada independencia; ahora con la Helms- Burton el escenario, aunque similar, busca atar a Cuba para siempre. Las sanciones económicas, las demandas judiciales arbitrarias, así como la expulsión de los cubanos de sus propiedades, no cesarían hasta tanto la Casa Blanca no considere «todo en orden».
Hoteles de la mafia, la mitad de Cienfuegos y otras insólitas reclamaciones contra #Cuba bajo la Helms-Burton
Aunque destinados al fracaso, los objetivos de la Ley Helms-Burton siempre han estado claros: asfixiar la economía cubana y derrocar la Revolución provocando hambre y desesperación en el pueblo. Tampoco es que sus patrocinadores y redactores se hayan esforzado en ocultarlos.
Sin embargo, 23 años después de su entrada en vigor, aún es un misterio el beneficio que aporta la legislación a los ciudadanos estadounidenses, incluido el sector mayoritario de la comunidad cubana asentada allí que apoya la normalización de los nexos con su país de origen.
¿Quién gana entonces con la Ley Helms-Burton?, es una pregunta que cobra aún mayor vigencia por estos días.
Al igual que el 12 de marzo de 1996, cuando el presidente Bill Clinton le dio el visto bueno al proyecto del Congreso, hoy se intentan vender recetas mágicas para el derrumbe del proyecto socialista cubano, en esta ocasión por parte de los asesores sobre América Latina de la actual administración republicana.
Helms-Burton: la ley que codifica el bloqueo
Por Lisbet Penín Matos
Con el dictamen de una orden ejecutiva, en 1962, el entonces presidente John F. Kennedy impuso una serie de sanciones económicas a Cuba, que significara el inicio del bloqueo hacia la Isla, política vigente por más de cinco décadas.
Durante esos años y posteriormente, las sucesivas administraciones estadounidenses se las han ingeniado para organizar y ejecutar planes que tuvieran como ejes principales: la presión económica, la subversión y la propaganda de descrédito con el objetivo de demonizar el proceso revolucionario cubano e influir en las miradas y acercamientos de la comunidad internacional hacia la mayor de las Antillas.
Helms-Burton cumple 22 años de violación a la libertad en Cuba (+Video)
Donald Trump, el continuador
Por Arthur González/El Heraldo Cubano
Cuando se mira hacia atrás en el tiempo, se puede constatar que Donald Trump es un continuador coherente de la política exterior de los Estados Unidos, aunque su personalidad acentúa aún más el carácter imperialista, ante la falta del edulcorante que otros presidentes han empleado.
La década de los años 80 del pasado siglo, marcó un nuevo rumbo del imperio yanqui hacia América Latina y desempolvó la llamada Doctrina Monroe, lo que se constata en los postulados del Programa Santa Fe, puesto en marcha bajo la administración de Ronald Reagan. En dicho texto se afirma:
“Históricamente la política de Estados Unidos hacia América Latina nunca ha estado separada de la distribución global de poder. […] América Latina, tanto como Europa Occidental y Japón, es parte de la base de poder de Estados Unidos. No podemos permitir que se desmorone ninguna base de poder de Norteamérica…”