Por Luis Miguel Rosales
Creo que ya va siendo hora de que alguien le susurre cuidadosamente al oído al señor Luis “El mugre” (digo Almagro), que “la cucaracha aunque tenga antenas no es un televisor”. Este rufián, desde que fue designado Secretario General de la OEA, se ha convertido en el perfecto amanuense experto en reproducir y propagar la línea de mensajes que recibe con instrucciones de su patrono. Se sabe que aunque esas disposiciones le lleguen en idioma inglés, a él no le cuesta trabajo transcribirlas porque desde antes de convertirse en lacayo con su librea distintiva, ya se ejercitaba en ese idioma cuando un subalterno del imperio, de los que trabajan en ciertas agencias gubernamentales, se le acercó para “invitarlo” a formar parte de las “combativas huestes” que lucha por “la libertad y la democracia” a la imagen y semejanza del país del norte.