De visita el Imperio…estamos listos.

Liudmila González Indre

Se acerca el 21 de marzo y un hecho histórico está próximo a producirse. Histórico porque desde hace más de 80 años un Presidente de Estados Unidos no pisaba nuestras tierras – de hecho hemos recibido a más Pontífices de la Iglesia Católica que mandatarios de este país-; histórico porque es la oportunidad de que el máximo dirigente del Imperio constate toda la vida y buenas obras que ha hecho el Gobierno cubano a pesar del bloqueo; histórico porque estamos en un momento trascendental dentro del proceso de normalización de relaciones Cuba-Estados Unidos, donde es imprescindible demostrar que no olvidamos.

Ante este evento no se puede perder de vista que estas relaciones solo serán completamente normales cuando cese el Bloqueo; se devuelva la Base Naval de Guantánamo a su legítimo dueño: el pueblo cubano, y se elimine la Ley de Ajuste Cubano que tantas vidas ha cobrado.

En este proceso los cubanos no tenemos nada que perder, ni nada que ceder, se trata simplemente de resarcir y detener la vil injusticia contra Cuba mantenida por el Gobierno estadounidense hace más de 50 años. Por eso es primordial aclarar que esta visita y los intercambios realizados solo fortalecen la Revolución y la legitiman.

También es loable la misión de Obama, adivino que con este viaje quiere que su Gobierno no realice ningún retroceso en el proceso de normalización emprendido, aunque ascienda al poder el próximo Noviembre un representante demócrata o republicano. No obstante, si realmente él deseara un cambio de impacto, podría lograrlo al utilizar las prerrogativas de su posición presidencial.

La visita de Obama todavía no tiene un programa oficial inamovible, ni un hospedaje u hotel fijo, pero yo me atrevería a decir que no lo necesita. En nuestro país hay un ambiente sosegado en cualquier lugar, con escasas diferencias, además de la seguridad y tranquilidad que goza nuestra sociedad.

Entonces todas las condiciones están creadas y yo creo que recibiremos esta visita con el mismo respeto y hospitalidad que ofrecemos a los diferentes mandatarios y personalidades que con regularidad entran a nuestro suelo. Por eso es necesario mostrar la profesionalidad y en general el civismo que caracteriza al pueblo cubano.