Hillary, ¿cuán peor es?

Por  Arnaldo Musa

Su figura puede ubicarse al lado de las figuras más sobresalientes de la mafia «gusaneril» miamense, que se ufana de su amistad, y defensora a ultranza de la agresión a Iraq y Afganistán.

«Bienvenido a mi página web. Soy Paul Chehade, candidato a la Presidencia de los Estados Unidos para el 2016. Nací en Wilmington, Delaware, con un historial cultural diverso, especialmente como descendiente de padres hispanos. Soy independiente y estoy consciente de que el líder del país más poderoso del planeta necesita de lo mejor de los republicanos y demócratas para trabajar en equipo, compartiendo una “moral sólida y principios verdaderos”, con deseo de trabajo y entrega total por y para nuestro país, Estados Unidos de América, sin distinción de religión, raza, nacionalidad, costumbres o agenda política —o sea, unidos!».

Este anuncio ocurre a más de dos años y medio de las venideras elecciones presidenciales norteamericanas, y el asunto aquí no es saber quién es Paul Chehade, sino que cuando Barack Obama fue reelecto en el 2012, a los pocos días ya se barajaba el nombre de Hillary Clinton como candidata demócrata para los comicios del 2016.

Se sabe que con tanto tiempo de antelación nadie debe catapultarse para cargo alguno de esa índole, conociendo principalmente el entarimado «amarillista» de la propaganda de los medios masivos de comunicación norteamericanos.

Tan es así, que está montada toda una campaña de desprestigio contra la posible principal candidata demócrata, quien, según encuestas, goza de más del 70% de las simpatías del votante estadounidense.

Su figura puede ubicarse al lado de las figuras más sobresalientes de la mafia «gusaneril» miamense, que se ufana de su amistad, y defensora a ultranza de la agresión a Iraq y Afganistán.

Nada agradable fue su incontenible alegría y expresión pueril cuando militares norteamericanos asesinaron a Osama bin Laden, una figura creada y aupada por Estados Unidos para combatir al ejército soviético en territorio afgano y quien en ese momento se encontraba en Paquistán, pasando por encima del gobierno de Islamabad.

Pero lo cierto es que Hillary, a quien se asocia a su esposo William Clinton, un presidente que tuvo altas simpatías, es objeto tal de tantos alegatos, acusaciones y supuestas revelaciones, que se podría afirmar que la campaña presidencial está en pleno apogeo.

Casi se pudiera comparar con los ataques personales y hostilidad hacia Obama, de tal manera que no lo han dejado casi ni esbozar una pretendida y presunta política de beneficio al pueblo, mientras ha sido manejado por un establishment que deseaba edulcorar su continuada política hegemónica.

Rivales obsesionados

Escarbar en el pasado de la exprimera dama ha sido por años una obsesión de sus rivales. Los «dossiers de Hillary», listos ya en el 2008 para lanzar una poderosa y eficaz campaña de desprestigio contra quien, se pensaba, sería la candidata presidencial de aquel año, tuvieron que guardarse, porque llegó Barack Obama y trastocó los planes. Como se sabe, Obama ganó las primarias demócratas y luego, holgadamente, los comicios presidenciales del 2008 y el 2012.

Ahora, cuando Hillary se considera segura candidata demócrata para el 2016, se reabren los folios y reinician las campañas.

La más reciente andanada, a principios de febrero, se refiere a datos sobre la relación entre la exprimera dama y su esposo, el expresidente William Clinton, durante el affair Monica Lewinsky.

Se trata de una serie de documentos publicados por el sitio Free Beacon bajo el título de «Los papeles de Hillary», que, según Dan Merica, de CNN, son auténticos y veraces.

Los «papeles» consisten en anotaciones en el diario personal de Diane Blair, profesora de ciencias políticas y una amiga personal de la Clinton, hechas después de que se hizo pública la relación sexual entre Bill Clinton y la pasante de la Casa Blanca Lewinsky.

«Los documentos —dice el Free Beacon— la muestran como una operativa demócrata fuerte, ambiciosa y despiadada».

Hillary Clinton, dice Blair, se quejó ante su amiga íntima de que «Monica Lewinsky era una loca narcisista». Los documentos «describen en detalle por qué decidió perdonar a su esposo por tener un romance con la becaria de la Casa Blanca», escribe CNN en español.

«Blair escribió que la exprimera dama de EE.UU. le sugirió que su marido cometió el error de relacionarse con Lewinsky por el impacto que habían tenido en él la muerte de su madre, la de su padre y la de su amigo Vince Foster…», agrega. Lo interesante de esto es que no le puede preguntar a Blair, quien falleció en el 2000. No es una noticia nueva. Más bien, ni siquiera es noticia.

Y como puede apreciar el lector, este es el tipo de noticia —totalmente superficial— que puede presuntamente desprestigiar a una figura politica norteamericana, y no los argumentos que expusimos arriba, a lo que se puede añadir que fue uno de los políticos que recibió dinero de los monopolios farmacéuticos (300 000 dólares en el caso de ella) para evitar acciones en su contra, como reveló un documental de Michael Moore.

La semana pasada se publicó que hace 10 años alguien le dijo que Bill Clinton tenía un romance con la bella modelo Elizabeth Hurley. El autor del rumor compareció luego en público, acongojado, y afirmó que había dicho una mentira y que por aquel entonces era drogadicto. No importa: grandes titulares.

Del otro lado

Rand Paul, senador republicano de Kentucky, revivió el caso Lewinsky hace un mes, al llamar al expresidente «un depredador sexual», y redobló sus acusaciones el 6 de febrero en entrevista con C-SPAN.

Lo que pasa es que, según la revista Forbes, la demócrata Hillary Clinton y el republicano Rand Paul son los dos futuros candidatos para el 2016.

El Partido Republicano está siendo el primero en avizorar sus principales candidatos en la prensa: el senador por Florida Marco Rubio, el exgobernador de ese estado Jeb Bush y el senador por Kentucky Rand Paul, así como Chris Cristie, gobernador de New Jersey, quien está envuelto ahora en un escándalo, pero eso no le intimida para decir como los demás que desea aspirar a la Casa Blanca.

Sin embargo, Clinton, favorita en todo tipo de encuestas, despierta unas cuantas críticas de las fuerzas progresistas entre los demócratas, que la encuentran demasiado fría y dura, y la consideran un «halcón» en cuestiones militares.

Si se vuelve a mirar a la campaña del 2008, surgen nuevas dudas. La seguridad de una victoria que transmitía no fue un motivo menor de su derrota ante Obama. También en ese entonces su equipo de relaciones públicas afirmaba que nada podía salir mal. Al final, el verdadero perdedor es el pueblo norteamericano y, por supuesto, el resto de la humanidad.

Publicado el 28/02/2014 en Política y etiquetado en , , , , , , , . Guarda el enlace permanente. 2 comentarios.

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