Por Misión verdad
Las amenazas abiertas de una intervención militar contra Venezuela y el nombramiento de un «gobierno paralelo» implican la continuación del Decreto Obama y de los golpes de Estado (fallidos) de 2014 y 2017, apalancados bajo el método de «revolución de colores» o «golpe suave». Una premisa que es clave en tanto sirve para dibujarnos un mapa de antecedentes, pero también importante para comprender que fue Barack Obama, con todo su carisma, Nobel de la Paz y márketing como héroe de las minorías, quien hizo los primeros centros al área a Mike Pompeo y John Bolton.
Cada página de los famosos manuales de Gene Sharp ha tenido su aplicación en las calles del país, lo que ha obligado al chavismo a madurar intelectualmente y a mejorar su sistema inmunológico contra operaciones psicológicas, estrategias de apropiación de símbolos y otros recursos que persiguen su vaciamiento. Una vez más, no fueron la escuela de cuadros o la academia las instituciones que produjeron ese salto político. Fueron la calle y la experiencia: las mismas donde chocamos con Chávez, sin saberlo, antes del histórico 4 de febrero de 1992.